¿Hoy cenas con tu suegra? La ciencia explica por qué os lleváis tan mal (2024)

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¿Hoy cenas con tu suegra? La ciencia explica por qué os lleváis tan mal

Las relaciones con los suegros son tensas en el mejor de los casos y tóxicas en el peor, según un reciente estudio, y la suegra se lleva la palma

Artículo publicado el 31 Dic 2022 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 31 diciembre, 2023

Aunque ellas se llevan la mala fama, no es cosa solo de suegras. Las relaciones con los suegros también son complicadas. ¿Pero cuál es la razón? ¿Qué pasa si no me llevo bien con mi suegra? ¿Qué hacer cuando le caes mal a tu suegro? ¿Por qué nos llevamos tan mal? Un reciente estudio explica las causas de la histórica mala relación con los suegros… y las suegras.

Los suegros son parientes por emparejamiento con su descendencia, por lo que cabría esperar que con ellos fluyera la cooperación y la valoración mutua. Y, a veces, así sucede; pero también hay un lado malo… De hecho, los suegros tienden a practicar el nepotismo. Es decir, la marcada preferencia para tratar de anteponer sus propios fines y favorecer a sus propios familiares.

De hecho, hay abundante literatura científica sobre las malas relaciones entre cónyuges y suegros, especialmente entre nueras y suegras. La manía suele ser mutua, pero… ¿Qué pasa cuando no te llevas bien con tus suegros?

Los conflictos con los suegros “pueden volverse feos, incluso letales”

Son los resultados de un estudio piloto realizado en Bangladesh por los profesores Martin Daly yGretchen Perry, del Departamento de Psicología, Neurociencia y Conducta de la Universidad McMaster en Hamilton, Canadá; y de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Canterbury en Christchurch, Nueva Zelanda; respectivamente.

“Los parientes genéticos cercanos compiten, a menudo ferozmente, por la propiedad familiar, pero los principales temas en conflicto entre los parientes conyugales son diferentes y diversos: fidelidad y paternidad, divorcio y autonomía, e inclinaciones a invertir en distintas familias natales. Estos conflictos pueden volverse feos, incluso letales.”, manifiestan los autores del estudio.

Los investigadores señalan como una de las causas que “las relaciones afines, incluido el matrimonio mismo, son más frágiles que las que existen entre parientes genéticos” y citan al estudioso David Haig para explicar la razón de este “nepotismo familiar”:

“El amor de un hijo es más resistente a la mala conducta del hijo que el amor de un cónyuge a la mala conducta del cónyuge. El hecho de compartir genes por descendencia es un hecho bruto que no cambia con los cambios en las relaciones personales de parentesco, pero las aptitudes conyugales se desacoplan cuando cualquiera de los dos busca otras oportunidades reproductivas”.

Uno de los primeros estudios sobre los suegros, realizado por la psicoterapeuta Judith Silverstein, señala que cada familia tiene sus propias creencias, valores, costumbres… Y cuando el cónyuge llega a la “nueva familia” también viene con su propio bagaje sociocultural y familiar. Y se comienza a comparar, para bien o para mal.

La psicóloga de CSC, Mamen Bueno, a quien podéis consultar online en enla Tribu CSC, señala que “hay entornos menos permeables a las diferencias de rutinas o necesidades individuales diferentes a las del resto. Dependerá de cada familia”. En cualquier caso, recuerda la especialista, “todas las personas merecemos respeto; no hace falta justificar nuestras decisiones continuamente, no necesitamos aprobación, pero sí respeto“.

Algunos esperan encontrar en la familia de su pareja la “familia ideal” que no tuvieron de niños, otros solo ven defectos en el hogar natal de su cónyuge porque consideran al suyo perfecto. Es un poco como unchoque cultural. Por ejemplo, las costumbres a la hora de comer son fruto de multitud de comentarios: “Comía mejor en mi casa”, “Aquí comen viendo la tele”, “La receta de mi madre es mejor”, “No hacen sobremesa”, “Mi padre no fuma puros”, “En mi casa siempre se han puesto dos platos”, “Nunca comen ensalada”, “Comen demasiados dulces” o “Echo de menos el postre” son algunos de los comentarios que todos y todas estamos habituados a escuchar.

Y es que en la mesa con los suegros, TODO es un punto de fricción potencial, susceptible de convertirse en una discusión (algo que todos y todas sabemos que suele suceder en las comidas con la familia durante estas fechas navideñas, ya que, según recuerda Mamen Bueno, “las navidades no son un paréntesis para los conflictos familiares. Más bien tienden a aumentarlos”.

En un sentido más general, nuestra especialista manifiesta que “a veces cuesta encontrar el punto de respeto entre todas las personas. Parece que todo el mundo tiene carta blanca para opinar de todo por el simple hecho de ser familia. Y se puede ser familia y maleducado a la vez”.

El cónyuge compara y decide su grado de lealtadhacia la familia de origen. O seadaptaa la nueva familia o seenemista con ella. Los psicólogos advierten que del resultado de esa decisión dependerá un futuro conflicto no solo con los suegros, sino también con la pareja. Como dice Silverstein, el conflicto es más probable cuando nuestra pareja sufre “mamitis” o “papitis”: “Si el individuo no se ha separado de su origen, los celos y la competenciaentre el cónyuge y la familia política serán más probables”.

“Las relaciones con los suegros son tensas en el mejor de los casos y tóxicas en el peor”

“¿Cómo saber si mi suegra es tóxica?” es una de las consultas más buscadas en Google en relación con la mala relación con las suegras. No es casualidad. Y es que, según Daly y Perry:

“Los matrimonios crean y cimentan alianzas, entonces, y los afines pueden ser activos y aliados.Pero falta algo en el acogedor cuadro de armonía afín que hemos pintado hasta ahora.Hay una caracterización transcultural ubicua de las relaciones con los suegros que es muy diferente, a saber, que son tensas en el mejor de los casos y tóxicas en el peor.”
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Los autores señalan que los suegros y su “intromisión”ocupan un lugar destacado entre las fuentes de conflicto en los matrimonios contemporáneos, “a menudo por encima de los posibles puntos críticos como los problemas financieros o los valores disparejos”. Es más, en los casos más extremos, las malas relaciones con los suegros pueden acabar con la relación de pareja.

“No soporto a mi suegra”: La suegra es peor que el suegro, según el estudio

Aunque las malas relaciones entre nueras y suegras es archiconocida, no son las nueras las únicas que se quejan de las suegras, según el estudio, las suegras también son la peor pesadilla de muchos yernos:

“El abuso de esposas jóvenes por parte de sus suegras ha sido un foco de especial preocupación debido a los graves daños que a menudo conlleva, pero una suegra despreciable también es un personaje común confiable en los lamentos de los esposos (intente buscar en Google “chistes de suegra” y encontrará muchos miles de ejemplos)”, dicen los especialistas en su estudio.

La figura de la “suegra mala”

“Mi suegra me produce ansiedad”, “No confío en mi suegra”, “Las suegras son hipócritas”, “Es una suegra falsa” o “Mi suegra me cae fatal” son algunas de las lamentaciones más frecuentes de las familias miembro de la Tribu CSC. Pero, ¿tienen fundamento estas críticas o es mera ojeriza? ¿Y si es así, cuál es la causa de tanta tirria?

Según los investigadores, existe base científica: “A menudo hay mucho en juego en los conflictos entre personas relacionadas por matrimonio, y no debería sorprender que puedan volverse crueles, incluso letales“ – señalan – “En muestras de homicidios de diversas sociedades, los afines distintos de los cónyuges comprenden una proporción de todas las relaciones víctima-asesino que es sorprendentemente alta si se consideran sus tasas relativamente bajas de contacto y participación”. La definición de un “afín” aquí es la de un “pariente por matrimonio”.

La relación entre nueras y suegras es la más complicada

Los profesores Martin Daly yGretchen Perry explican que, para las suegras, una nuera nunca será una hija. Más bien al contrario: a menudo actúan como si de una competidora se tratara.

“Una de las razones por las que su nuera notiene el mismo valor esperado para su aptitud inclusiva que su hija es que su carrera reproductiva no será necesariamente monógama por motivos de viudez, divorcio y nuevo matrimonio además de la incertidumbre de la paternidad.”

Esto es así debido a que “la relación genética favorece el perdón y la reconciliación entre parientes consanguíneos, incluso después de las traiciones, pero una nuera, a diferencia de una hija, es reemplazable“.

La psicóloga y profesora en Cambridge, Terri Apter, que tiene en su haber 20 años de estudio de las relaciones familiares, concluye que: “Mientras que el 15% de las relaciones entre suegra y yernotienen algo de tensión, el 60% de los lazos entre suegra y nuerase describen con algún término negativo fuerte como tenso, incómodo, exasperante, deprimente, agotador, simplemente horrible”.

Al parecer, y en conclusión, según diversos estudios las razones de las nefastas relaciones entre nueras y suegras son tres:

La protección del hijo (su madre – la suegra – le conoce de antes y cree saber cómo es realmente).
La competición por el rol de mujer principal de la familia (“¿Si respeto tu posición en la familia, retendré mi importancia?”).
La nuera es sustituible, la hija no (según el estudio de David Haig,biólogo evolutivo en Harvard:“La relación genética favorece el perdón y la reconciliación entre parientes consanguíneos, incluso después de las traiciones”).

“¿Por qué le caigo mal a mi suegra?”: Los celos de la suegra

Según estos expertos en psicología de la conducta y comportamiento social, otra razón por la cual la nuera es de menor valor para la suegra que su propia descendencia es que sienten que su nuera siempre preferirá a su propia familia. Es decir, dan por hecho que una nuera destinará más tiempo, esfuerzo y recursos a cuidar de su propia madre que de su suegra. Algo que, según la ciencia, de hecho, así sucede:

“Las personas en quienes ella podría invertir están menos relacionados con usted, en promedio, que las personas a las que su hija valora y en las que podría invertir. Todos los consejeros matrimoniales han escuchado a los esposos quejarse de que sus esposas dedican “demasiado” tiempo o atención a los miembros de sus familias natales.”

Además, muchas suegras se sienten desplazadas y sienten celos de ver compartido el afecto de sus hijos con sus nueras.

Terri Apter explica que hay una competición por el rol de mujer principal de la familia. Suegra y nuera se tantean con recelo, ya que cada una se siente amenazada por la otra y, según la experta, se pregunta a sí misma: “¿A qué tendré que renunciar si respeto tu posición en la familia? ¿Retendré mi importancia si reconozco la tuya?”.

La suegra sobreprotectora

Los autores del estudio explican que quizás la mayor parte de los conflictos serios entre las parejas surgen cuando una de las partes se opone a los intereses de su pareja, y los afines a menudo se involucran: Pero, ¿por qué sobreprotegen a sus hijos, ya adultos, casados o emparejados? ¿Qué les preocupa? Según los autores, a las suegras les preocupa que una mujer abuse de sus hijos:

“Una suegra, por ejemplo, a veces ve su papel frente a su nuera principalmente como uno de protección de la pareja en nombre de su hijo“.

Así que si nos planteamos “¿Qué no debe hacer una suegra?”, la respuesta es clara: entrometerse en la relación de pareja de su hijo/a y/o actuar en su nombre. Algo que, según la ciencia, no pueden evitar hacer, ya que “la segunda amenaza principal a la solidaridad marital” son, precisamente, las “desviaciones nepotistas” (preferencias consanguíneas) de las suegras, que tienen lugar debido a los distintos parentescos de la pareja. En otras palabras: la suegra siempre “barre para casa”.

La suegra victimista o dependiente

Muchas nueras se quejan de que su suegra “se sale siempre con la suya” haciendo chantaje emocional a sus hijos ya adultos. O recurren a ellos con cualquier pretexto pretendiendo necesitar su ayuda para tenerles siempre cerca de ellas.

Además, con los años las suegras se vuelven más dependientes y requieren más atención. Algunas incluso enferman gravemente o enviudan. En estos casos, el hijo o hija se ve obligado a pasar más tiempo con su progenitora (incluso a acogerlo en su propia casa). Entonces la tensión aumenta y también los conflictos de pareja: “independientemente de la edad o la enfermedad, los papeles no cambian: los padres siguen tratando a sus hijos adultosde forma paternal”, afirma Silvertein.

“No soporto a mi suegra desde que soy madre”: Cuando nacen los nietos es peor

“Aunque el nacimiento de un nieto crea una superposición de intereses de aptitud física entre todas las partes, esta superposición no necesariamente disminuye las tensiones“, manifiestan Martin Daly y Gretchen Perry. En realidad, a menudo las aumenta ya que se incrementan las luchas de poder, en las que juegan un papel relevante la crianza de los nietos

La lucha de poder por la crianza y educación de los nietos

De hecho, un estudio finlandés, encontró que los adultos jóvenes reportaban relativamente pocos conflictos con los padres de su pareja antes de tener hijos, pero que dichos conflictos aumentaron después del nacimiento del primer hijo ya que “el interés reproductivo compartido que se crea a través de un nieto entre los linajes de parentesco proporciona nuevas razones para abuelos para influir e interferir en la vida de otros miembros de la familia”

Por otra parte, un estudio japonés, concluyóque la convivencia con los suegros se asoció con tasas significativamente elevadas de depresión posparto (DPP), mientras que vivir con los propios padres de la nueva madre se asoció con tasas significativamente reducidas.

Según los propios estudios anteriores de Day y Perry, en aquellas sociedades en las que “es norma que una novia joven se mude a la casa de la familia natal de su esposo al casarse, y el abuso y la explotación de las mujeres por parte de sus suegras es un problema ampliamente reconocido”, muchas mujeres entrevistadas “se quejaron de malos tratos por parte de sus suegras, y casi todas manifestaron su preferencia por regresar a sus hogares natales para dar a luz”.

Los conflictos por los nietos: Surgen los celos y la competición

La máxima experta en relaciones familiares, Silverstein,señala que cuando nacen los nietos comienza la “intromisión”, que a menudo da lugar a lo que los expertos llaman “triangulación”: los suegros y su hijo/a se alían en la crianza del recién llegado dejando al yerno o la nuera fuera.

El cónyuge no quiere verse desplazado y sufre presión por estar a la altura de lasnuevas circunstancias. Todo ello genera tensiones. “Cada miembro de la pareja tiene que competir con los padresy hermanos de su cónyuge por el control de la pareja y la atención yla devoción de su cónyuge”, explica la especialista.

En el caso del hombre, la competición se centra en su suegro y gira en torno a comparaciones sobre el estatus y aspiraciones profesionales de cada uno. Pero la situación se agrava entre las mujeres. En este caso, los estudios certifican el tópico de la pésima relación entre suegras y nueras. Y una de las razones es que ambas, madre y abuela, quieren ejercer como tutoras de su descendencia. Además, a menudo las diferentes formas de crianza de ambas hacen sentirse juzgada e insegura a la otra.

Las suegras prefieren a los hijos de sus hijas

“Cualquier hijo de mi hija será mi nieto, pero eso no es necesariamente cierto para mi nuera”. Según los investigadores esto se debe a la ya explicada consideración de la nuera como una no-hija para la suegra, ya que “incluso si esta última se reprodujera solo con mi hijo, ella mantendría un interés en parientes natales que no son de relevancia”.

Según señalan los autores del estudio, las suegras prefieren potencialmente a los nietos “uterinos” (los hijos de las hijas) a los nietos “agnáticos” (los hijos de los hijos). Una preferencia que, según ellos, nace de un instinto muy primitivo:

“Incluso si la paternidad fuera segura, la selección continuaría favoreciendo esta preferencia porque una inversión en un nieto es también una inversión en su madre, aumentando su capacidad para perseguir sus intereses de aptitud física de otras maneras, y la propia aptitud inclusiva de uno se beneficia mejor elevando la potencial nepotista de la propia hija que aumentando el potencial nepotista de la nuera“.

Daly y Perry señalan que, cuando los cónyuges se reproducen, esto “realza su valor a los ojos del otro” y también “a los ojos de los parientes del otro”. Pero, por otra parte, las parejas experimentan una variedad de nuevos conflictos debido a haber tenido descendencia común (conflictos sobre el compromiso, la elusión, las interacciones con sus respectivas familias, etc.). Asimismo, debido al “esfuerzo reproductivo” se acrecienta la actitud nepotista hacia la progenie. En este contexto, según los autores, los conflictos con los suegros llegan a ensombrecer los conflictos conyugales.

Además, los autores señalan que cuando existen hijastros, las suegras tienden a considerarles “parientes afines”, no nietos. Y aunque las relaciones con estos sean “cooperativas, solidarias e incluso afectuosas” y los hijastros están bien cuidados, en el peor de los casos “muchos estudios en muchos países han demostrado que reciben inversiones promedio menores de varios tipos que los niños que viven con ambos padres genéticos, y que los hijastros están sobrerrepresentados masivamente como víctimas de abuso físico, explotación sexual, y golpes fatales”, dicen Daly y Perry, que explican que, incluso para la propia pareja, según estos investigadores, la presencia de hijastros también puede una fuente importante de conflicto marital.

Si vives con tu suegra tienes 7 veces más probabilidad de morir

En las investigaciones en Bangladesh previas al actual estudio de los autores, residir con la suegra se asoció con un riesgo elevado de mortalidad para las mujeres más jóvenes. De hecho, según los investigadores, las probabilidades estimadas de morir son más de 7 veces mayores que las de las mujeres de la misma edad.

No obstante, los autores confiesan que para una estimación más precisa del impacto de la suegra en las vidas de sus nueras se requeriría un conjunto de datos más grande. Por ejemplo, una variable de control potencialmente importante que ellos no pudieron medir es el estatus socioeconómico, ya que “los hogares en los que co-residen suegra y nuera eran relativamente pobres”.

“Desafortunadamente, no estamos en condiciones de llevar a cabo esos análisis más extensos, y alentamos a otros a seguir estas preguntas en esta y en otras poblaciones“, señalan.

El matrimonio hace más longevos a los hombres y tener hijos a las mujeres

Los autores se refieren a datos del Sistema de Vigilancia Demográfica y de Salud (HDSS) del icddr,b y a un estudio anterior para demostrar que tener un cónyuge reduce significativamente la mortalidad de los hombres mayores, pero no de las mujeres, mientras que tener hijos y hermanos vivos reducía la mortalidad de las mujeres.

Las nueras también pueden ser “mortales”

Para las mujeres mayores, vivir con una nuera también se asoció con un riesgo elevado de mortalidad. Es más, los autores del estudio mencionan que, durante el transcurso de sus investigaciones anteriores, y de forma paralela, en el Dhaka Daily Star se publicaron “historias frecuentes sobre la violencia contra las nueras, algunas de ellas letales. En Bangladesh, como en la India, los ‘suicidios’ de mujeres que viven con sus suegros suelen ser asesinatos apenas disfrazados”.

Los investigadores plantean que también existen “nueras mortales” ya que, durante el transcurso de su investigación, “para nuestra sorpresa, lo que fue aún más claro fue el exceso de mortalidad entre las propias suegras”.

Los autores lo atribuyen a que “después de años de dominación y tal vez incluso abuso por parte de su suegra, una mujer madura a la que se le ha transferido una parte cada vez mayor del poder puede, simplemente, estar relativamente desatendida de las necesidades de su anciana suegra”. Es decir, las nueras tienden a desatender la salud de sus suegras en la ancianidad de las mismas cuando sus relaciones no han sido buenas y se han sentido “mal-tratadas” por las madres de sus parejas.

“El maltrato opresivo de las mujeres jóvenes por parte de sus suegras, especialmente en el subcontinente indio, ha sido muy comentado, pero mostramos, además, que los efectos destructivos de esta relación pueden ser de doble sentido“, señalan los especialistas. No obstante, la tensión en las relaciones con los suegros y, especialmente, con las suegras, es algo que la literatura científica nos demuestra que sucede en todas las épocas y lugares.

La convivencia entre nueras y suegras es malo para la salud

MartinyGretchen sugieren que “la mortalidad elevada cuando los suegros comparten la residencia también puede estar mediada por los efectos del conflicto y el estrés crónicos“. De hecho, en un estudio en Japón, donde las parejas viven con los padres del esposo más a menudo que con los de la esposa, las mujeres (pero no los hombres) tenían tasas muy elevadas de enfermedad coronaria y de muerte por esta causa en hogares de “tres generaciones”, por lo que se sugiere que es probable que el impacto negativo sea provocado por el efecto que produce la suegra.

Asimismo, otro estudio japonés evaluó la supervivencia de 129 ancianas en una ciudad japonesa de tamaño medio durante 51 meses, y encontró que aquellas cuyo principal cuidador era una nuera tenían mayor mortalidad que aquellas cuidadas por un cónyuge.

“No me hablo con mi suegra”

Las suegras pierden poder cuando las nueras dejan de dárselo y, la medida más radical sería negarles el habla. Algo que sucede en no pocos casos. Y es que aunque siempre es mejor tratar de limar asperezas y llevar una relación al menos cordial y respetuosa, cuando la competencia mental resulta agotadora y existe daño psicológico, cortar todo tipo de relación puede ser la única alternativa.

Aunque es importante remarcar que, en estos casos, se debe tener en cuenta y respetar el derecho de la pareja y los nietos a mantener el contacto con sus abuelos. La psicóloga Mamen Bueno nos recuerda en relación a las discusiones donde hay menores de por medio que “las discusiones afectan a los más pequeños y pueden ser el desencadenante de rabietas o comportamientos anómalos”.

¿Cómo poner límites a suegros?

Los expertos recomiendan poner límites claros a los suegros y encontrar, como en el caso de los hijos, el difícil punto de equilibrio entre amabilidad y firmeza. Es decir, debemos ser amables y flexibles; evitar conversaciones y situaciones polémicas; y comunicar nuestros deseos con asertividad, es decir, con amabilidad pero también con firmeza.

Mamen Bueno explica que “decir no a situaciones que no nos hacen bien es muy sano”: “A veces el entorno se va a rebelar, o va a recurrir a reproches o chantajes. Poner freno a eso es empezar a poner la primera piedra en el espejo que queremos que nuestros hijos e hijas se miren”.

Bueno nos recomienda preparar algunas respuestas tipo como “Entiendo que opines diferente, yo opino diferente”; “lamento que no te guste mi decisión, pero para mí es importante hacerlo así”; “no me siento cómoda discutiendo sobre esto, mejor lo dejamos aquí”.Es importante tener en cuenta que esas personas merecen tanto respeto como nosotras, pero “si ellos no nos respetan, tenemos derecho a poner límites”.

¿Cómo decirle que no a tu suegra?

Estas son algunas de las recomendaciones de los expertos para facilitar la paz familiar:

Definir los rolesde cada una con firmeza.
Respetar los espacios de cada una.
Acordar las visitas (para que no se conviertan en una invasión).
Mantener una comunicación honesta y fluida.
Resolver los conflictos cuando surgen(no callarlos para evitar que se enquisten y magnifiquen).
Nunca faltar al respeto.
No hacer campaña de desprestigio contra la otra.
Establecer prioridades: el matrimonio es lo primero.
Evitar falsas expectativas (así no habrá decepciones).
Ser flexible y amable (quizás el azúcar no sea bueno para los niños, pero si ven a la abuela dos veces al mes y el resto del tiempo su dieta es variada y saludable, a lo mejor no merece la pena iniciar una discusión).
Evitar conversaciones polémicas (como las relacionadas con creencias políticas o religiosas).
Buscar puntos en común (¡alguno habrá! Por ejemplo: incluso aunque no coincidáis en vuestros gustos culinarios, el hecho de que a ambas os guste cocinar ¡ya es una afinidad!).

Eso sí, los especialistas también advierten que no hay una receta mágica para llevarse bien con los suegros. También recuerdan la máxima de “dos no discuten si uno no quiere” y es que, aunque siempre habrá personas con las que sea imposible llevarse bien, quizás podamos conseguir “no llevarnos mal”.

¡Ánimo!: Según la ciencia, las relaciones con los suegros se suavizan con los años

Los estudios demuestran que las relaciones con los suegros se suavizan con los años. Además, no siempre son malas: “A veces la relación es agradable. Incluso los suegros parecen favorecer más al cónyuge que a su propio hijo. Los cuñados también pueden reforzar y estrechar las amistades cuando los individuos son compatibles”, manifiesta la psicóloga clínica Froma Walsh en su estudio sobre el ciclo de vida familiar.

Hay muchas excepciones en las que las personas incluso aprenden de las familias de su pareja nuevosestilos de vida, nuevasformas de sery nuevosvalores. Es más, en algunos casos, la familia políticapuede mejorarel vínculodentro de la pareja. El equipo de Criar con Sentido Común te desea de corazón que este última sea tu caso. ¡Feliz Nochevieja en familia!

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Tania Losada

Mamá y periodista.Coordinadora editorial de CSC.

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31 diciembre, 2023

Reuniones familiares
suegras

1 comentarios en "¿Hoy cenas con tu suegra? La ciencia explica por qué os lleváis tan mal"

Angeles14 abril, 2024 a las 11:14 pmResponder

No he conocido una mujer mas mala en mi vida. Me quita mi salud. Me intimida, manipula su hijo, es decir, mi pareja, lo tiene comiendo de su mano. El día que nació mi hijo tendría que haber puesto los puntos sobre las “i”, allí en el hospital . Me desprecia, me ignorancia y me maltrata. A mi me ha costado mi salud psíquica i física. Mi pareja la defiende en todo y no me cree cuando le digo que me desprecia cuando no esta delante, es mas, se enfada conmigo y me dice que soy una mentirosa. Hace 10 años que aguanto està situación, me amenaza con separanos y compartir custodia. Aguanto para que no manipule así a mi hijo. Después de 10 años aguantando, mi pareja y si madre están como dos rosas, y yo demacrada de tanto sufrir.

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